De un tiempo a esta parte, han aparecido en todo tipo de
anuncios unos dibujitos compuestos por unos cuadraditos negros sobre fondo blanco que forman a su vez otro cuadrado mayor. Como casi todo usuario de smartphone debe saber, estos dibujitos son en realidad unos códigos que pueden leerse con el susodicho smartphone, con diversas finalidades. Reciben el nombre de
códigos QR (del inglés
Quick Response barcode) y son el equivalente bidimensional de los cuasi omnipresentes
códigos de barras (que son unidimensionales), con la ventaja respecto a aquéllos de que pueden almacenar mucha más información y de diversos tipos: desde un simple texto hasta un e-mail completo (con destinatario, asunto y mensaje). La ventaja de usar estos códigos es, obviamente, que el usuario se ahorra introducir los datos de forma manual. Y aunque en Japón vienen utilizándose con finalidades publicitarias desde hace años, su uso en nuestro país es relativamente reciente. Tal vez por lo incipiente de su uso, la ubicación de estos códigos en carteles y folletos es a menudo un tanto desafortunada.